En contexto de Covid-19, 4 de cada 10 personas han presentado dificultades de acceso a salud sexual en general, principalmente a métodos de regulación de la fertilidad, y a exámenes y tratamientos relacionados con salud sexual y reproductiva (Corporación Miles, 2020).
Más de 10 mil niñas y adolescentes menores de 15 años han tenido hijos en la última década. Y, si bien el embarazo adolescente ha disminuido, esa baja se ha producido principalmente entre clases medias y altas (Sepúlveda P., 2019).
Solo en el año 2016 el VIH/SIDA en adolescentes de 15 a 19 años incrementó en un 125%, mientras que en jóvenes de 19 a 24 años el aumento ha sido de un 113% (U. de Chile, 2016).
Organizaciones de América Latina informan que el promedio de la expectativa de vida de las mujeres trans en la región es de 35 años de edad o menos (CIDH, 2015).
Los DSR, de acuerdo a la jurista nicaragüense María Lourdes Vargas, aparecen como concepto alrededor de los años 60 para designar al conjunto de derechos humanos que tienen que ver con la salud reproductiva o que inciden sobre la reproducción humana, en términos de población, planificación familiar y desarrollo sostenible. En 1994 esta concepción se amplía y complejiza en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) de El Cairo, y en la Plataforma para la Acción de la Conferencia Sobre la Mujer de Beijing (1995). En estos instrumentos, se entiende la salud reproductiva como “un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos”. También se define la salud sexual y se establece que su objetivo es “el desarrollo de la vida y de las relaciones personales y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual”.
Desde una perspectiva de género, los DSR implican el derecho a decidir autónoma y responsablemente libres de coerción, discriminación o violencia; y suponen unas relaciones sexuales igualitarias entre mujeres y hombres, que garanticen el pleno respeto a la integridad personal y al consentimiento mutuo, asumiendo de forma compartida las responsabilidades y consecuencias del comportamiento sexual.
Lamentablemente, en contexto de crisis, los DSR son la última prioridad. Salud, trabajo y Educación, son los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) que han copado las agendas públicas. Sin embargo, la dimensión humana de la sexualidad está siempre presente y omitirla tiene graves consecuencias, especialmente para mujeres, niñas y personas de la diversidad sexual y de género.
Profesionales, estudiantes, académicxs y activistas, tienen la oportunidad de asumir un rol como garantes de derechos desde sus ámbitos de acción en el sector público, privado o en organizaciones de la sociedad civil, a través de la sensibilización, promoción y defensa de los DSR. Para quienes tengan el interés, este curso precisamente busca facilitar herramientas teórico-metodolológicas para ello.
Reconocer inequidades y desigualdades en materia sexual y reproductiva en ámbitos de salud, educación y cultura.
Reconocer las problemáticas sociales, culturales y políticas derivadas de la vulneración a los derechos sexuales y reproductivos (DSR) por motivos clase, etnia, sexo, género, orientación sexual, edad, entre otras.
Contribuir al ejercicio y resguardo de los DSR en políticas públicas y en sus ámbitos de desempeño particulares
Incorporar y aplicar perspectiva de derechos sexuales y reproductivos, fortaleciendo su quehacer académico, profesional y/o activista.
Curso de 8 horas pedagógicas, las que son transmitidas en formato sincrónico a través de plataforma cerrada, lo que permite a la docente emplear una metodología teórica-práctica, que involucra metodologías expositivas, relevando aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales, mediante la presentación de diapositivas, videos, entre otros. Asimismo, se emplearán como método de aprendizaje durante la jornada, metodologías participativas y de educación popular, que permitan co-construir conocimiento entre les participantes a partir de sus saberes y experiencias previas.
La Metodología Práctica que se empleará, considerará ejercicios, juegos, reflexiones colectivas y conexión con actividades cotidianas, así como el empleo de medios audiovisuales, debates y conclusiones de les presentes, lo que potenciará la reflexión, el análisis y la aplicación una perspectiva de derechos sexuales y reproductivos al quehacer de cada participante.
Al finalizar el proceso de aprendizaje sed hará entrega de Certificado de Participación. Los Certificados emitidos por CEDEB, cuentan con Validez Legal de acuerdo a la Ley 19.799.