En el año 2010, se promulgó la Ley Nº 20.418 – fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad, en la cual se establece que toda persona tiene derecho a recibir información y orientación en materia de regulación de la fertilidad, en forma clara, comprensible, completa y, en su caso, confidencial. En este contexto, se establece que los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán incluir dentro del ciclo de Enseñanza Media programas de educación sexual, según sus principios y sus valores, los cuales, deben tener coherencia con los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), en conjunto con los centros de padres y apoderados.

La formación en sexualidad, afectividad y género considera la existencia de múltiples miradas y formas de valorarla y entenderla, debido a que la formación en sexualidad implica valores, creencias, costumbres, mitos, entre otras variables que se van transmitiendo de generación en generación (MINEDUC, 2015).

La educación en sexualidad debe constituirse en un aprendizaje transversal, presente a lo largo de toda la trayectoria educativa y debe trabajarse y desarrollarse desde una perspectiva sistémica e integral capaz de promover el desarrollo humano respetando la etapa evolutiva del estudiantado y las necesidades educativas de aprendizaje, cuyo proceso de enseñanza-aprendizaje, debe ser de forma progresiva, responsable, informada y con bases científicas, lo que posibilitará la consolidación de valores y de actitudes positivas en torno a las relaciones sociales y aprendizajes en torno a la sexualidad humana, fomentando de igual modo, un comportamiento responsable y conductas de autocuidado en lo que respecta a la salud sexual y reproductiva, lo que permitirá a los y las estudiantes contar con las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas de manera responsable sobre su salud sexual¸ afectividad y  género, en un contexto de igualdad y bienestar psicológico, corporal y psicosocial.

La formación de las comunidades educativas en sexualidad, afectividad y género, especialmente, de los equipos directivos y los docentes de aula es fundamental si consideramos la influencia que tienen en los estudiantes, por lo que entregar herramientas que les permitan elaborar e implementar planes de Educación en Sexualidad que den respuestas a las necesidades e inquietudes de los y las estudiantes en cada etapa escolar respecto de su desarrollo integral en el tema es un desafío que debemos asumir de manera mancomunada si lo que buscamos es contribuir al desarrollo y bienestar integral de niños, niñas y jóvenes.