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Maltrato y Abuso Sexual

15 de diciembre 2021

Autora: Paula Jara Rojas, Directora Ejecutiva

Paula Jara, psicóloga con postítulo en familia, violencia e interculturalidad de la Universidad Católica de Temuco, actual Directora Ejecutiva de la consultora CEDEB, considerando casos presentes en los medios y la realidad de nuestra Araucanía, entrega una acabado análisis sobre maltrato y abuso sexual, temas que desde su experiencia es una realidad invisibilizada.

En la actualidad, la familia puede entenderse como un sistema donde cada uno de sus miembros integra ese espacio de acogida, de afecto, de relaciones consanguíneas o no, donde sus derechos han de ser respetados, entendiéndose a la familia como aquel espacio seguro y protector necesario para el desarrollo y bienestar del ser humano. Lamentablemente, la familia para muchos niños, niñas y adolescentes no cumple el rol de cuidado y protección esperado, siendo sus derechos vulnerados, cuyas cifras quedan de manifiesto en la Encuesta Longitudinal de Primera Infancia (2017), donde los/as cuidadores principales reconocen el uso de métodos de disciplina violentos en la crianza de niños, niñas y adolescentes”, explica.

En Chile, de acuerdo a las cifras aportadas por el Centro de Estudios y Análisis del Delito, durante el 2016 y lo que va del 2021 se han registrado 43 mil 861 denuncias por abusos sexuales y otros delitos sexuales, donde 25 mil 596 (58%)  corresponde a niños, niñas y adolescentes (población menor de 18 años).  En igual período, La Araucanía registra 2 mil 852 denuncias, las que corresponden en un 59% a niños, niñas y adolescentes, cuya segregación por sexo corresponde en un 85% a mujeres (niñas y adolescentes) y un 15% a hombres (niños y adolescentes). Tales cifras solo reflejan la punta del iceberg, ya que estudios recientes en España, indican que solo el 15% de los casos de abuso sexual llega a denunciarse.

El maltrato infantil y el abuso sexual, es considerado una de las formas más invisibles de violencia. Una de las explicaciones del fenómeno de la violencia está dado a partir de los privilegios del poder masculino, donde niños, niñas, adolescentes y mujeres carecerían de autonomía para tomar decisiones sobre sus propios cuerpos y sobre sus vidas, dejándolas en una posición de inferioridad, de desigualdad frente al poder ejercido por la figura del agresor, viéndose absolutamente quebrantado el desarrollo y bienestar biopsicosocial de las víctimas, cuyas consecuencias pueden ser irreparables. “A pesar de los avances en materia de infancia y adolescencia, el maltrato y abuso sexual continúa siendo un tema tabú en nuestra sociedad. Reducir o eliminar la violencia que viven niños, niñas, adolescentes y mujeres es un desafío para el Estado, para las organizaciones públicas y privadas. Se debe profundizar en un trabajo preventivo y promocional, que instale y amplíe la discusión pública sobre el maltrato y abuso a la infancia, promover en las familias métodos de crianza no violentos, promover la educación sexual integral y el derecho a una vida libre de violencia, discriminación y abuso”, acota la experta.

La educación sexual integral, no es solo dar herramientas para identificar abusos, para prevenir enfermedades de trasmisión sexual, embarazos no intencionales, conocer el cuerpo y sus límites, sino también es un espacio seguro para compartir lo que preocupa, angustia y  pedir ayuda en caso de necesitarla. “Es necesario fortalecer los programas de atención a víctimas, evitando la re victimización, acompañando e interviniendo de manera adecuada, donde se aborde de manera integral y multisectorial, considerando las dimensiones y complejidades que se enfrentan. Necesitamos fortalecer y acompañar los procesos de formación profesional de las distintas disciplinas en esta materia. Además, es imprescindible instalar en los distintos territorios programas de intervención para agresores en las líneas de violencia sexual y de género, que contribuyan a reducir el problema y a promover la reeducación en quienes ejercen violencia”, insiste.

Finalmente, plantea que es necesario integrar las acciones contra el maltrato infantil y la violencia contra la mujer y de género. Pero aún quedan tareas y desafíos pendientes, donde la coordinación y el trabajo interdisciplinar en red es fundamental para lograr la protección efectiva y el desarrollo pleno de los menores, para vivir una vida libre de violencia. Uno de los desafíos pendientes es contar con un sistema de protección integral que resguarde y proteja los derechos de niños, niñas y adolescentes, enfatizando en la prevención, a fin de limitar la ocurrencia de estos hechos. De igual forma, se requiere avanzar hacia un sistema judicial especializado y el abordaje integral en el ámbito terapéutico – reparatorio que permita a las víctimas sobrevivir y hacer frente a las consecuencias del trauma, para lo cual se necesita contar con organizaciones y profesionales especializados en la materia.

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