Peligro en las Redes: Ciberacoso
13 de marzo 2023.-
Autora: Paula Jara Rojas, Directora Ejecutiva
Es necesario situar el problema del Ciberacoso en el marco social donde se genera y no solo en sus protagonistas directos.
Las nuevas tecnologías, el acceso a internet y a las redes sociales durante las últimas décadas ha traído consigo una serie de beneficios para el desarrollo, facilitando el acceso a la información, la comunicación, el rompimiento de barreras culturales, reducción y optimización de los tiempos, el trabajo remoto, la colaboración entre las personas, posibilidad de vías de aprendizaje flexible, entre otros, lo que ha generado cambios en las formas de relacionarnos entre aquellos nativos digitales e inmigrantes digitales, por lo que nos encontramos frente a un proceso de cambio continuo al convivir en una sociedad en red, la cual opera por redes digitales y se comunica por internet.
Las plataformas digitales día a día aumentan el número de usuarios/as, quedando la población de niños, niñas, adolescentes y mujeres expuestas a la violencia cibernética, cuyas manifestaciones están dadas por insultos, ofensas, ridiculizaciones, burlas, amenazas, difusión no autorizada de datos, imágenes o grabaciones personales, entre otros. Este tipo de violencia simbólica -cuyo efecto psicológico puede generar riesgo vital para quien la padece- reproduce y agudiza los conflictos, jerarquiza las relaciones encontrando la violencia en el espacio virtual un efecto multiplicador que amplifica la agresión hacia la víctima, mientras que por otra parte, favorece el anonimato, la ocultación, la impunidad percibida por el agresor y la omnipresencia en el espacio virtual, cuyos efectos más devastadores recae en las niñas y mujeres, manteniéndose en los entornos digitales prejuicios, estereotipos y prácticas abusivas que reproducen la desigualdad de género.
La exposición pública de la información personal, imágenes personales, actividades, intereses, rutinas, entre otros, puede provocar daños en la reputación, la huella digital, adicción, ciberbullying, sexting, grooming, stalking y a otros tipos de violencia. Es así, que el mal uso de las redes sociales deja las puertas abiertas para la captación de las víctimas. En el caso de explotación sexual comercial y de redes organizadas de delitos sexuales.
En este contexto, es necesario relevar los mecanismos para la prevención, enfatizando el rol educativo de las familia, los establecimientos educacionales y de las organizaciones públicas y privadas, a fin de generar espacios de sensibilización, prevención y protección hacia niños, niñas y adolescentes, a fin de minimizar el riesgo del uso y de la exposición de redes sociales. Dichas medida pueden vincularse a: planes de convivencia escolar, planes de capacitación, levantamiento de información sobre uso de redes sociales, tiempo de actividad, publicaciones y envío de contenido digital, hablar sobre ciberseguridad, estar atentos/as a indicadores de afectaciones en el funcionamiento habitual de la persona y que podrían dar cuenta ciberacoso, educar sobre los delitos y conductas de alto riesgo en el plano digital, como lo son: la divulgación de imágenes o grabaciones que menoscaben la intimidad de la persona afectada; fotos, imágenes o grabaciones que se hayan obtenido en el domicilio o espacio privado de la persona afectada.
Esto nos plantea la necesidad de situar el problema del Ciberacoso en el marco social donde se genera y no solo en sus protagonistas directos. El buen uso de las redes, si bien, nos abre un abanico de posibilidades, también, nos expone a situaciones de riesgo cuyas consecuencias pueden ser irreparables. Desde ahí, el foco debe estar puesto en la prevención y en la educación del uso de las TIC.